miércoles, 14 de marzo de 2012

Escuelas de inglés en Cambridge


Aunque el día elegido para mi viaje a Cambridge era martes y trece, la verdad es que todo salió perfecto. Era la primera vez que viajaba a Inglaterra y regresaba el mismo día. El vuelo de Ryanair salió de Barajas con puntualidad, a las 06:30 am, en dirección a Londres Stansted. Si tu destino en Inglaterra es Cambridge, el aeropuerto más cercano y mejor comunicado con la ciudad es Stansted. La compañía Ryanair tiene vuelos a este aeropuerto desde muchos aeropuertos españoles.

Después del madrugón, llegué a Barajas con el tiempo justo para tomarme un zumo y salir corriendo para embarcar. La ventaja de tener ya la tarjeta de embarque y de no llevar equipaje –aparte de un cuaderno y de la cámara de vídeo- es no tener que hacer cola en los mostradores de facturación y pasar directamente a embarcar. El vuelo no iba lleno, así que pude acomodarme tranquilamente en los asientos donde está la salida de emergencia, con mucho más espacio para las piernas.

Llegamos a Stansted en el horario previsto, no en vano Ryanair se anuncia como la compañía con el mayor porcentaje de vuelos puntuales, el 90%. Para ir desde Stansted a Cambridge, lo más fácil y cómodo es coger el tren en el propio aeropuerto. Cuando hayas recogido tu equipaje, sigue las señales “Trains” que llevan hasta los andenes. Al llegar, te aconsejo que saques tu billete en las ventanillas que están atendidas por personal, porque en los dispensadores automáticos te vas a liar. Pide un billete a Cambridge “one single to Cambridge”; yo me saqué uno de ida y vuelta en el día “one day return to Cambridge” y me costó 13 libras.
Los trenes salen aproximadamente cada hora –puedes consultar los horarios en National Rail, y tardan 30 minutos en llegar a la estación de tren de Cambridge.

Ya había estado varias veces en Cambridge, la última hace seis años, y me sonaba que la estación estaba bastante cerca del centro, así que como tenía tiempo de sobra para mi primera cita en nuestra escuela Cambridge Market, decidí ir caminando hacia el centro. Te recomiendo que cuando llegues a la estación de Cambridge con tus maletas, tomes un taxi hasta tu alojamiento, pues no te debería costar más de 8 libras desde la estación a cualquier zona de Cambridge, así que por unas 20 libras (tren + taxi) tienes solucionado el desplazamiento desde el aeropuerto hasta tu alojamiento, y te evitas tener que contratar el traslado de aeropuerto, que sale bastante más caro.
Lo cierto es que pronto me arrepentí de haberme puesto a andar, porque hacía un frío gélido y además, se puso a caer aguanieve. Cuando llevaba unos 20 minutos andando en dirección “City Centre”, me metí en un enorme centro comercial a desayunar y a entrar en calor mientras hacía tiempo para mi cita. Nuestra escuela Cambridge Market resultó estar justo al lado del centro comercial, así que la parada no pudo ser más oportuna.

La escuela, en pleno centro de Cambridge, está repartida en dos edificios separados por una gran plaza en la que se monta un mercadillo típico donde se vende de todo. Me dirigí al edificio donde están las oficinas de la escuela, y allí me recibió la directora, Sabine, que me dio la bienvenida y me puso en manos de su asistente, Mike, que es el encargado de Student Welfare, es decir, todo lo relacionado con actividades y cualquier tema extra-académico. Éste es el edificio donde tienes que ir el primer día de clase. Aquí harás una prueba de nivel con todos los “nuevos”; después recibiréis una sesión de orientación y familiarización con los cursos, la escuela, etc., y saldréis para hacer una visita guiada del centro de la ciudad acompañados por John quien, además de profesor de la escuela, es guía oficial de Cambridge. ¡Mejor acompañamiento imposible! También te entregarán un cuestionario para que lo rellenes varios días después y se lo entregues a Mike. Es un cuestionario para conocer cómo están siendo tus primeros días en Cambridge, si te estás adaptando bien a las clases, a la ciudad, si estás a gusto en tu alojamiento, etc. Así pueden tomar medidas correctoras si fuera necesario. Este cuestionario se repite después cada cuatro semanas.

La visita del centro de Cambridge termina en el otro edificio de la escuela, que realmente está a tres minutos andando, aunque el tour por el centro de Cambridge dura aproximadamente una hora. En este edificio te entregarán tu horario y, dependiendo si te has apuntado al curso intensivo o al curso standard, empezarás las clases ese día o el siguiente. Según me explicó Mike, los horarios son en zig-zag durante la mayor parte del año; esto quiere decir, por ejemplo, que para el curso standard, una semana el horario es por la mañana –de 09.00 a 12.30-, y otra semana por la tarde de 14.30 a 18.00. Los que hagáis el curso intensivo tenéis además una hora y media de clase entre ambos turnos. Este sistema permite que puedas participar en todas las actividades y visitas que se organizan, ya que algunas de ellas sólo se ofrecen en horario de mañana y otras en horario de tarde.
El primer día de clase, todos los “nuevos” estáis además invitados a una cena de bienvenida en un restaurante local, para conocer a tus profesores y a tus nuevos compañeros y compañeras.

Entre las actividades programadas para la semana en que estuve yo –muchas de ellas gratis- había una visita a la ciudad de Ely, un tarde en la bolera, visita a la galería de Arte Moderno Kettles Yard, varias fiestas en discotecas de la ciudad –LolaLo, Fez Club…-, y una excursión a Oxford. Todas las semanas se publica un calendario con las actividades programadas indicando cuáles son gratuitas.

Este edificio donde harás la prueba de nivel, además de las oficinas administrativas, tiene tres aulas, biblioteca, sala de cine, zona de acceso a Internet y una sala de estar. De allí me fui con otra persona de la escuela hasta el otro edificio, como dije antes a sólo 3 minutos andando atravesando la plaza del mercadillo. Es un edificio histórico protegido, y tiene una recepción, 6 aulas más, y las oficinas del Departamento Académico, donde trabajan Natasha, la Directora de Estudios, y su asistente. Toda la zona es muy comercial, con un montón de tiendas, cafeterías, galerías de arte, rodeada por los más famosos Colleges de Cambridge y su espectacular arquitectura –King’s College, Christ’s College, etc.- 



Después de visitar la escuela me llevaron a ver una de 
las student houses, en el 91 de Cherry Hinton. Aunque fuimos en taxi, andando son unos 35 minutos. De todos modos, algo que debes tener muy en cuenta si decides estudiar en Cambridge, es que es casi obligatorio moverse en bici. Es la forma más cómoda, rápida y barata de desplazarte en esta ciudad, que está muy bien preparada para los ciclistas. Te sorprenderá la cantidad de gente, no sólo estudiantes, que utiliza este medio de transporte en Cambridge. Hay multitud de tiendas donde puedes alquilar una bicicleta por muy poco dinero. El trayecto en bicicleta desde esta student house a la escuela son unos 15 minutos. 
En cuanto a la casa, está bien conservada, y tiene capacidad para 16 estudiantes en habitaciones individuales y dobles bastante amplias, situadas en varias plantas. La casa tiene dos cocinas, varios cuartos de baño, cuarto de lavadoras y secadoras –son gratis, sólo tienes que comprar el detergente-. En la zona hay tiendas, varios restaurantes de comida para llevar, un típico pub de Cambridge, The Rock, una farmacia, y muy cerca está el Cambridge Leisure Park, con gimnasio, multicines, cafeterías, bolera y discoteca. 

Aquí terminó mi visita a esta escuela. Como tenía un par de horas hasta mi segunda y última visita, me dediqué a patear un poco el centro de Cambridge. El centro de ciudad es muy compacto y se recorre con facilidad por las calles peatonales o con poco tráfico, pues la bici es el medio de transporte de Cambridge por excelencia. Aproveché para pasear por la zona donde están la mayoría de los Colleges y perderme por las callejuelas llenas de tiendas y restaurantes. Las opciones para comer son muchas, desde los típicos pubs ingleses donde sirven comida todo el día, como los “pies”- pasteles de hojaldre rellenos de carne, o “fish and chips”, pasando por restaurantes más sofisticados –indios, italianos, japoneses…, hasta las clásicas hamburgueserías de comida rápida. Yo opté por un restaurante tradicional con solera- al menos el rótulo decía “since 1920”, y comí bastante bien: sopa del día, sándwich club, agua y café, aunque bastante caro para el bolsillo español, pues me salió por casi 20 libras. 


Después de comer me dirigí a la otra escuela que iba a visitar, Cambridge Park. Ya que no se encuentra en el centro, decidí ir en taxi. Debes saber que en Cambridge los taxis no suelen pararse en la calle; o bien les llamas por teléfono y les dices donde estás para que pasen a recogerte, o bien te diriges a una parada de taxis, que no hay muchas. Pregunté y me dijeron que había una parada junto a la plaza donde montan el mercadillo, y cogí un taxi hasta la escuela, situada en una zona residencial llamada Newnham. Tardamos sólo 10 minutos en llegar y durante el trayecto me di cuenta de la cantidad de parques y zonas verdes que hay en Cambridge.

Lo primero a tener en cuenta si decides estudiar inglés en esta escuela es su ubicación; la zona es residencial, muy agradable, con muchos parques y a una media hora andando del centro de la ciudad. Si tu curso es de cuatro o más semanas, el precio incluye una bicicleta en alquiler para toda tu estancia -sólo tienes que abonar un depósito reembolsable de 40 libras y el seguro que cuesta unas 13 libras-. El transporte público en Cambridge es básicamente el autobús, que funciona con un sistema radial en el que todos los autobuses conectan el centro de la ciudad con las zonas residenciales; por eso para ir de una parte a otra de la ciudad, siempre tienes que pasar por el centro.
Al llegar a la escuela me recibió Kate, la directora, que me enseñó toda la escuela y me explicó el funcionamiento de los cursos, las actividades, etc. La escuela me gustó mucho; está recién renovada, y consta de recepción, 8 amplias aulas equipadas con pizarras interactivas –la mayoría con vistas al jardín- sala de estudio y biblioteca con ordenadores para acceso a Internet, self-study centre con material para autoestudio y ordenadores para aprendizaje multimedia, sala de estar con TV-karaoke, cafetería auto-servicio que ofrece comidas calientes y snacks, oficina de actividades, y un gran jardín donde disfrutar al aire libre, especialmente en verano.

Como en la escuela Cambridge Market, las clases funcionan con doble horario, turno de mañana o tarde, en función del nivel y disponibilidad. Para el Curso Standard, el horario de mañana es de 08:15 a 11:30 y el de tarde de 14:00 a 17:15. Los que hagáis el curso Intensivo o el Combinado Business tenéis además una hora y media adicional de 12:00 a 13:30, y las clases de autoestudio supervisado las tenéis en el horario en que no tengáis clase en grupo.

En cuanto al alojamiento, la escuela Cambridge Park, además de familias, que pueden encontrarse en zonas próximas a la escuela o a unos 10-15 minutos en bici, ofrece también la la residencia Tripos Court, que no visité esta vez porque ya la estuve viendo la última vez que estuve en Cambridge. Es una residencia universitaria muy grande, y consta de apartamentos con varias habitaciones individuales con baño, y cocina-comedor compartidos. Además dispone de lavandería y aparcamiento para bicicletas. Nuestra escuela tiene reservado un bloque completo, en total 42 plazas, que se llenan con facilidad, de hecho en diciembre me dijeron que hasta mediados de febrero lo tenían lleno. Es posible que en verano la escuela reserve habitaciones en otra residencia de las mismas características, Sedley Court, pero esto está por confirmar. Para ir de la residencia a la escuela, como siempre, lo mejor la bici -se tarda unos 10 minutos.

En la escuela llamaron un taxi para que me llevara a la estación de tren (7 libras) y como ya tenía el billete, esperé en la cafetería hasta que saliera mi tren hacia el aeropuerto de Stansted, pues aún faltaba media hora y hacía cada vez más frío. El tren salió puntual y llegué al aeropuerto con tiempo de sobra para tomarme una merienda-cena y comprar algunos regalitos navideños. A la vuelta, el avión de Ryanair iba lleno, así que cuando estaba en la cola de embarque opté por pagar el Priority boarding (6 libras), que te da derecho a entrar de los primeros al avión y elegir asiento –muy recomendable para cualquiera que no soporte las largas colas, o que mida más de 1,80 y quiera elegir los asientos de las salidas de emergencia para estirar las piernas. El vuelo, cómo no, llegó puntual y, aunque llegué a casa a las once de la noche y bastante cansado, sin duda el viaje mereció la pena.

Javier

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