Mi viaje a la capital de Escocia fue breve pero tuve
tiempo suficiente para conocer nuestras escuelas de inglés en Edimburgo y los alojamientos que ofrecen, y tengo que decir que me gustó todo, incluida
la ciudad, por supuesto.
Yo me bajé un poco antes, en George Street, pues mi
hotel The George Hotel estaba en esta calle. El hotel estaba
muy bien situado, en pleno centro, perfecto para ir andando a cualquier parte
de la ciudad. Me quedé con las ganas de conocer la animada noche de Edimburgo,
pero entre que era lunes y el frío que hacía –era principios de Febrero- me
quedé a cenar en el restaurante del hotel y me fui a dormir porque mi primera
visita al día siguiente era a las 09.00 h.
Después de tomarme un auténtico desayuno escocés en el hotel, ya tenía energía
suficiente para empezar el día. Sólo tardé 10 minutos en llegar desde el hotel
a nuestra escuela Edimburgo Queen St.
Aunque hacía frío, había salido el
sol así que el paseo fue agradable. ¡Es increíble la cantidad de parques y
zonas verdes que hay en esta ciudad! En la escuela me recibió la directora,
Rachele, y me enseñó las instalaciones. La escuela está en un edificio clásico
muy bonito, de estilo georgiano. No es demasiado grande, así que en los meses
de verano utilizan también las instalaciones de un colegio privado, Edinburgh Academy, a unos 15 minutos andando. En las
instalaciones del colegio tienen lugar algunos eventos teatrales del famoso Festival de Edimburgo, por lo que el ambiente durante las semanas del
festival –en agosto- es de lo más entretenido. Lo cierto es que Rachelle es una
persona muy agradable, y me explicó con todo detalle el funcionamiento de la
escuela, los cursos, etc. Los lunes todos los estudiantes nuevos hacen la
prueba de nivel y reciben una sesión de presentación y orientación sobre la
ciudad, los cursos, las actividades, etc., y ya por la tarde van a hacer un
poco de vida social a un típico pub escocés en Princes Street –la
calle principal de Edimburgo- acompañados de profesores y personal de la
escuela. Durante el trayecto andando los nuevos estudiantes reciben más
información sobre el centro de la ciudad para que aprendan a orientarse con
facilidad en Edimburgo, algo bastante sencillo pues se trata de una ciudad muy
compacta por la que es fácil aprender a moverse.
Las clases
en nuestra escuela Edimburgo Queen St.
funcionan con doble
horario, turno de mañana o tarde, en función del nivel y disponibilidad. Para
el Curso Standard, el horario de mañana es de 08.30h a 11.45 y el de tarde de 14.15h a 17.30h. Los
que hagáis el Curso Intensivo tenéis además una hora y media adicional
de 12.15h a 13.45h, y las clases de autoestudio supervisado las tenéis en el
horario en que no tengáis clase en grupo.
El student lounge es una sala grande con TV y
mobiliario moderno; a la hora del “break” abren lo que yo bauticé como cantina
móvil –una señora de una cafetería próxima llega con un carrito y sirve cafés,
bollos, pizzas, etc.
Le dije a Rachelle que quería hablar con
algunos de los estudiantes españoles que había en la escuela; pude hablar con
tres chicas, y todas estaban muy contentas con la experiencia; entrevisté a
Alba (vídeo), una chica de Barcelona que llevaba ya varios meses en la
escuela y estaba preparándose para sacarse el First Certificate.
Después de ver la escuela y charlar con las chicas
españolas, nos fuimos a ver la residencia
Beaverbank; fui con Rachele en taxi y tardamos menos de 10 minutos, parando
un momento para ver desde el taxi las instalaciones adicionales que utilizan en
verano. En la residencia nos estaba esperando Elaine, que es la encargada de
gestionar los alojamientos de la escuela.
La residencia es totalmente nueva; una de las
estudiantes españolas con las que hablé en la escuela me dijo que estaba
alojada en esta residencia y que le encantaba; además me contó que iba andando y
sólo tardaba 20 minutos. Como es habitual con todas las residencias modernas en
el Reino Unido e Irlanda, ésta se distribuye en apartamentos de 4 a 6 habitaciones, todas
individuales con baño, y con camas muy grandes, y en cada apartamento hay una cocina
equipada y zona de estar con TV; en la residencia también hay una sala común
con TV y juegos varios, además de lavandería con lavadoras y secadoras que
funcionan con monedas o fichas que se adquieren en la recepción.
Durante la visita a la residencia no paré de hacer fotos y grabar vídeo mientras preguntaba a mis anfitrionas todo lo que se me ocurría; antes de irnos me enseñaron una terraza gigante en la que estoy seguro de que en los meses de buen tiempo se tiene que estar fenomenal; ahora ya habían instalado algunos bancos y tienen pensado poner una zona de barbacoa para que los residentes puedan disfrutar al aire libre cuando el tiempo lo permita.
Durante la visita a la residencia no paré de hacer fotos y grabar vídeo mientras preguntaba a mis anfitrionas todo lo que se me ocurría; antes de irnos me enseñaron una terraza gigante en la que estoy seguro de que en los meses de buen tiempo se tiene que estar fenomenal; ahora ya habían instalado algunos bancos y tienen pensado poner una zona de barbacoa para que los residentes puedan disfrutar al aire libre cuando el tiempo lo permita.
Terminada la visita a la residencia, tomamos de
nuevo un taxi que me dejó en George Street, la calle de mi hotel y donde se
encuentra la siguiente escuela que tenía que visitar. Me despedí de Rachele
antes de que continuara en el taxi hasta su escuela y, como aún faltaba una
media hora hasta mi siguiente cita y volvía a tener hambre entré en una especie
de coffee shop de comida principalmente italiana; la mayoría de la gente ya
estaba tomando el lunch- que es la comida de medio día para los británicos,
pero para mí las 11.30 era un poco pronto para comer, así que me pedí un
panini, un café y un zumo, todo riquísimo y a buen precio. Después de haber
estado varias veces en Londres y en otras muchas ciudades del Reino Unido, debo
decir que Edimburgo me resultó sorprendentemente barato, al menos en lo que a
comer se refiere.
Nuestra escuela Edimburgo George St está situada en varias plantas de un edificio clásico imponente, en
pleno centro y con unas fantásticas vistas de la ciudad desde algunas de sus
aulas. En la planta baja del edificio se encuentra el pub The Standing Order una auténtica institución en la
ciudad. Me recibieron Alicja y Richie, que me enseñaron las instalaciones
mientras me comentaban el funcionamiento de sus cursos y actividades, mientras
yo grababa y hacía fotos.
La escuela se trasladó en Febrero de 2011 a este edificio de
estilo clásico y con instalaciones modernas. Las instalaciones se reparten en
varias plantas con un total de 19 aulas, todas amplias y algunas con pizarras
interactivas.
En una de las plantas está la Executive Suite, que es una planta dedicada a cursos para ejecutivos y profesionales, con 6 aulas y su propia zona de estar desde donde puede verse el castillo de Edimburgo.
En una de las plantas está la Executive Suite, que es una planta dedicada a cursos para ejecutivos y profesionales, con 6 aulas y su propia zona de estar desde donde puede verse el castillo de Edimburgo.
Todo el edificio tiene wifi. La capacidad máxima de
la escuela es de 250 estudiantes y en julio y agosto tienen más aulas en otro
edificio en Queen Street, a 400
metros éste. En la escuela no había ningún estudiante
español esa semana, y los demás estudiantes estaban en clase durante mi visita,
así que nos fuimos a ver alguno de los alojamientos que ofrece la escuela.
Además de ofrecer alojamiento en familia, la escuela
dispone de dos casas propias –student houses. Visitamos una de ellas a unos 25
minutos andando, aunque fuimos en coche. Algunas zonas del centro de Edimburgo
estaban literalmente levantadas, y otras cortadas. Según me dijeron, la razón
es que están construyendo las líneas del tranvía que alivie el tráfico de
coches en la ciudad. La casa está cerca del centro, en una zona tranquila, junto
a un supermercado. La otra casa –que no pude ver porque la estaban reformando-
está por la zona del castillo, más o menos a la misma distancia de la escuela.
Las dos casas son muy similares, con varias habitaciones individuales y dobles,
cada una diferente de la otra, así como varios baños –algunas habitaciones lo
tienen dentro- cocina y zona de estar.
Después fuimos a ver la residencia McDonald Rd, gestionada por la empresa Unite que se
dedica a gestionar alojamiento para estudiantes en residencias de todo el Reino
Unido. Nuestra escuela tiene varias plazas reservadas durante todo el año, así
que tienes varias opciones para elegir: familia, student house, o residencia.
La diferencia entre student house y residencia es principalmente el tamaño –una
student house es más bien un piso compartido.
Fuimos en coche y tuvimos que dar un rodeo porque
había muchas calles cortadas por las obras, pero me comentaron que desde la
escuela se tarda unos 20 minutos andando. Lo cierto es que McDonald Road me
gustó también mucho, es muy similar a Beaverbank–tipo apartamentos de varias habitaciones individuales con baño privado, con
salón y cocina. Además hay un supermercado justo enfrente, y un bonito parque
al lado.
Vista la residencia, Rick y Alicja me llevaron
a ver la zona de Forth, donde está
el puerto de Edimburgo, el puerto de
Leith, y… ¡también la playa! La verdad es que no sabía que en Edimburgo
había playa, pero sí, hay varias playas a las que se puede ir en bus desde el
centro de la ciudad –aunque no creo que se bañe mucha gente porque si no me
equivoco, es el Mar del Norte, y con ese nombre el agua tiene que estar pero
que muy fría. La zona del puerto la han remodelado dejándola muy bonita, con
apartamentos nuevos, muchos restaurantes, centro comercial, etc., así que
mereció la pena verlo.
De vuelta en el centro de Edimburgo me despedí de Rick y de Alicja y ya sólo me quedaba hacer tiempo para ir al aeropuerto a coger el avión de vuelta a Madrid. Eran ya más de las 3, hora en la que ya algunos británicos están pensando en la cena, pero tuve suerte y encontré un restaurante italiano que no cerraba la cocina a mediodía; el restaurante era enorme y muy bien puesto, pero estaba yo sólo –supongo que por la hora ya que la comida estaba deliciosa. Tras ponerme las botas, me quedaba como una hora y media para pasear y hacer fotos de la ciudad. Me acerqué a Princes Street, la calle más comercial de la ciudad, y entré en una tienda de productos típicos escoceses donde me compré un par de bufandas de cachemir por 60 Libras las dos –unos 70 Euros, muy barato teniendo en cuenta que en España una de esas bufandas no la encuentras por menos de 100 Euros. Así que si vas a Edimburgo y quieres quedar bien con tu familia y amigos, tráete unas cuantas bufandas 100% cachemir para regalar.
Cruzando Princes Street en dirección al Castillo de Edimburgo, en una gran explanada ajardinada, había un gaitero con el típico uniforme escocés; me acerqué a escucharle y cuando terminó la canción que estaba tocando, nos pusimos a hablar. Me preguntó de dónde era, a qué me dedicaba y… ¡me dio su tarjeta! Sí, el tío tenía su propia tarjeta, pues aparte de tocar en la calle, también se ofrecía para tocar en fiestas y otros eventos. Cuando me despedí, Neil, que así se llamaba, tuvo el detalle de tocar el himno de España con su gaita!
Cuando me quise dar cuenta, ya andaba con el tiempo justo para llegar al aeropuerto, así que fui rapidito al hotel a recoger la maleta y pedí un taxi que, aunque más caro que el autobús –me costó 20 Libras (unos 25 Euros) al menos me llevó rápido y me dejó en el aeropuerto a tiempo para coger mi avión de vuelta a Madrid.
Aunque el viaje fue corto, mereció la pena, y
recomiendo Edimburgo como destino, y
cualquiera de nuestras escuelas deinglés en Edimburgo para hacer un curso de inglés en el extranjero.
Javier
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